Clásicos Modernos
El sillón orejero recupera su trono
Este clásico de la decoración del hogar se reinventa tanto en su versión clásica como de diseño actual recobrando protagonismo.
El eclecticismo imperante y las consecuencias de la crisis económica han fomentado el regreso de algunos muebles que hace veinte años denostábamos por anticuados y faltos de refinamiento. Tanto si rescatas una reliquia familiar y la tapizas, como si optas por un modelo de nueva creación con diseños de líneas modernas, estarás a la última. Te contamos la historia de esta pieza y cómo está siendo revisada en los últimos años.
Quienes no hayan sufrido el arrebato de sacrificar los muebles de sus abuelos están de enhorabuena, porque los armazones de los sillones orejeros de toda la vida no tienen nada que envidiar a los actuales. La expresión “el que guarda siempre tiene” adquiere aquí un gran sentido, ya que en ciertos casos es posible que compense más retapizar o restaurar un modelo elaborado con una estructura de madera maciza que comprar una pieza nueva en una gran superficie, un revival que por otro lado beneficia al oficio de los tapiceros.
Aunque su origen se establece en la Inglaterra de finales del siglo XVII, ya los señores feudales se protegían de las corrientes de aire que fluían por sus castillos en asientos de madera que contaban con una especie de “alas” laterales en el reposacabezas. Fue a principios del XVIII cuando se le fue añadiendo un revestimiento mullido, cojines y tapicería a juego, convirtiéndose en pieza fundamental de las villas aristocráticas. Los sillones se colocaban siempre frente a la chimenea para que retuvieran el calor acumulado y uno pudiera disfrutar durante horas de la lectura, la labor de costura o una buena conversación.
Pierre Paulin: El gran diseñador del color y las formas
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El Rococó francés se encargó de otorgarle sofisticación y de ampliar su utilidad hasta las cámaras privadas o los salones de juego en palacio. Conocidas como butacas Bergere, se caracterizaban por ser más recogidas que el modelo británico, con el respaldo más bajo, ricos tapizados en éste y en el asiento, un marco de madera torneada a la vista y patas cabriolé estilo Luis XV.
El referente actual que retoma el encanto de las Bergere es, sin duda, la serie Showtime que Jaime Hayon creó para BD Barcelona, sustituyendo la madera curvada por una carcasa de polietileno rotomoldeado, todo un icono del estilo singular de este diseñador madrileño.
El referente actual que retoma el encanto de las Bergere es, sin duda, la serie Showtime que Jaime Hayon creó para BD Barcelona, sustituyendo la madera curvada por una carcasa de polietileno rotomoldeado, todo un icono del estilo singular de este diseñador madrileño.
Los orejeros pronto cruzaron el charco e inconscientemente formaron parte importante del desarrollo de las colonias inglesas en el Nuevo Mundo. Muchos de los acuerdos que se firmaron durante la formación de los Estados Unidos de América se discutieron en despachos presididos por este tipo de sillones, de manera que su uso ya no se relegaba solamente al hogar o a momentos de ocio.
Durante los años 50 y 60, momento en el que los diseñadores estaban muy centrados en desarrollar los aspectos ergonómicos y orgánicos del mobiliario, el sillón orejero fue modernizado manteniendo su confort y su formato envolvente.
La butaca Womb de Eero Saarinen: Una orgánica escultura de interior
Durante los años 50 y 60, momento en el que los diseñadores estaban muy centrados en desarrollar los aspectos ergonómicos y orgánicos del mobiliario, el sillón orejero fue modernizado manteniendo su confort y su formato envolvente.
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Fue Arne Jacobsen quien lo llevó mucho más allá cuando desarrolló el modelo Egg para la empresa danesa Fritz Hansen, probablemente el sillón orejero más famoso de todos. Ideado por encargo para dar vida a los enormes espacios del aeropuerto de Copenhague, el arquitecto pretendió con su diseño fomentar espacios individuales donde los viajeros pudiesen disfrutar de privacidad en un asiento que debía adaptarse a la espalda como un guante. Para ello utilizó enormes moldes de arcilla sobre los que se sentaba hasta encontrar las “huellas” idóneas para el reposo. Supo además ver las posibilidades que la fibra de vidrio le ofrecía para conseguir su objetivo.
El diseñador español Jaime Hayon ha concebido también recientemente un actualizado orejero para esta misma firma danesa. Se llama Ro y además de sinuosas formas presenta unas orgánicas patas metálicas o de aluminio cepillado.
Con tapicerías lisas, estampadas, en cuero, con detalles en relieve o tachuelas que recorren su perfil… los orejeros se han convertido en asientos de lo más polivalentes para todo tipo de ambientes, acompañando a la mesa de comedor, un escritorio e incluso junto a la cuna en una habitación infantil, perfecto durante la lactancia o simplemente para permanecer cerca del bebé.
Vuelve a estar presente no sólo como entidad individual, sino también en pareja y hasta formando un juego de cuatro, como butacas multiplicadas en el salón hasta el punto de sustituir al sofá, al menos al de tamaño mediano.
Vuelve a estar presente no sólo como entidad individual, sino también en pareja y hasta formando un juego de cuatro, como butacas multiplicadas en el salón hasta el punto de sustituir al sofá, al menos al de tamaño mediano.
Es un asiento confortable y de carácter recio que, manteniendo su formato, ha sabido renovar su concepto en los últimos años refinando sus acabados y reconquistando terreno hasta encontrar incluso nuevos usos en el hogar. Y compañeros, como este modelo con reposapiés.
Entre las tendencias del momento destacan los modelos anchos y con mucho fondo, como este otro modelo de Sancal, a la izquierda en la imagen. Se llama Folk y su diseño fue planteado por Rafa García como un “más es mejor”: más respaldo, más suave, más densidad, más práctico, más popular, más retro y, en definitiva, más cómodo.
Estos orejeros más profundos permiten añadir un cojín riñonera así como subir o cruzar las piernas en el asiento, en una posición más flexible y desenfadada.
Conoce la silla Mariposa: una pieza de personalidad arrolladora
Estos orejeros más profundos permiten añadir un cojín riñonera así como subir o cruzar las piernas en el asiento, en una posición más flexible y desenfadada.
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A pesar de que su espíritu clasicista continua intacto, el sillón orejero ha sido uno de los muebles más versionados de la historia del diseño. Existen piezas que funcionan prácticamente como esculturas, propuestas simbólicas que tratan de evocar un estilo de vida más que centrarse en el hecho del confort.
Un ejemplo de ello es el modelo Smoke de las imágenes superiores del diseñador Maarten Bass para la firma holandesa Moooi, una pieza carbonizada y después recubierta con resina epoxi para no perder consistencia.
Modernizado, revisitado o en su forma original, está claro que el orejero va a seguir por muchos años presente en nuestros hogares.
¿Y TÚ?
¿Tienes un sillón orejero en casa? Queremos ver la estética y el uso que le has dado. Sube las fotos en los comentarios.
Un ejemplo de ello es el modelo Smoke de las imágenes superiores del diseñador Maarten Bass para la firma holandesa Moooi, una pieza carbonizada y después recubierta con resina epoxi para no perder consistencia.
Modernizado, revisitado o en su forma original, está claro que el orejero va a seguir por muchos años presente en nuestros hogares.
¿Y TÚ?
¿Tienes un sillón orejero en casa? Queremos ver la estética y el uso que le has dado. Sube las fotos en los comentarios.