Antes y después
Casas Houzz
Antes y después: Reformar una oscura casa de piedra... con bambú
Una franja central de bambú y cinco lucernarios han transformado una casa de piedra oscura y anticuada en otra ligera y muy luminosa.
Escondida tras los muros de piedra tradicionales de la sierra de Madrid, esta vivienda alberga un interior flexible y ligero construido a partir de un único gesto: una franja central de madera de bambú que la atraviesa. Se trata de un “mueble de grandes dimensiones” que alberga la comunicación vertical y el almacenamiento, con paneles correderos que unen o independizan las distintas estancias, según se necesite. Descubre el antes y el después de esta rehabilitación de la mano de los propios arquitectos.
ANTES: aquí se ve el estado original de la casa, de los años 40, con fachadas de piedra protegidas que los arquitectos tuvieron que respetar, conservando la pizarra de cubierta y el granito “llagueado a dedo”.
“Hemos llevado a cabo una completa renovación ‘desde dentro’, en la que hemos vaciado el interior, dejando tan solo los muros de piedra y la cubierta”, comentan los arquitectos.
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“Hemos llevado a cabo una completa renovación ‘desde dentro’, en la que hemos vaciado el interior, dejando tan solo los muros de piedra y la cubierta”, comentan los arquitectos.
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ANTES: el interior escondía una casa oscura, de estética típica de la sierra madrileña, con muros macizos, habitaciones pequeñas, puertas de cuarterones y pomos de hierro forjado.
Tras vaciar todo el espacio, se amplió el volumen interno excavando la parte baja de la casa contra la montaña, dando lugar así a tres plantas habitables donde antes había un garaje, una planta de vivienda y un desván. Con la tierra extraída se creó un jardín horizontal orientado a sur.
Tras vaciar todo el espacio, se amplió el volumen interno excavando la parte baja de la casa contra la montaña, dando lugar así a tres plantas habitables donde antes había un garaje, una planta de vivienda y un desván. Con la tierra extraída se creó un jardín horizontal orientado a sur.
“Nuestro primer objetivo fue introducir la luz natural en un espacio a priori muy oscuro”, explican los arquitectos. Ante la imposibilidad de abrir nuevos huecos en fachada, optaron por captar la luz a través de cinco lucernarios en la vertiente sur de la cubierta.
Hacer llegar esta luz a todas las estancias y crear una casa que pudiera vivirse con todo su espacio interior abierto fue el siguiente paso al que se enfrentaron. Así, construyeron una franja de tableros de bambú, de 4 centímetros de espesor, que recorre la casa en sentido este-oeste.
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DESPUÉS: dos vacíos abiertos en vertical con los lucernarios de la cubierta atraviesan toda la altura de la vivienda, distribuyendo por el interior la luz cenital, que cae con diferente inclinación según la época del año.
Los espacios comunes –estar, comedor y cocina– se localizan en la planta baja, abiertos directamente al jardín.
Acorde con la estética general de la casa se ha renunciado a los falsos techos, dejando la chapa del forjado metálico a la vista, pintada en blanco.
Acorde con la estética general de la casa se ha renunciado a los falsos techos, dejando la chapa del forjado metálico a la vista, pintada en blanco.
La planta primera alberga los que los arquitectos llaman “espacios privatizables“, que pueden funcionar como dormitorios o zonas de trabajo.
Un sistema de puertas correderas oculta armarios empotrados, uniendo o separando estancias, según se abran o cierren sobre los vacíos, generando una relación de vistas y perspectivas cruzadas entre las distintas plantas. “Con los paneles abiertos, el ocupante deja de sentirse ‘encerrado’ en una habitación, pudiendo habitar todo el espacio al mismo tiempo”.
Puertas correderas: Espacios versátiles con un solo gesto
Un sistema de puertas correderas oculta armarios empotrados, uniendo o separando estancias, según se abran o cierren sobre los vacíos, generando una relación de vistas y perspectivas cruzadas entre las distintas plantas. “Con los paneles abiertos, el ocupante deja de sentirse ‘encerrado’ en una habitación, pudiendo habitar todo el espacio al mismo tiempo”.
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Parapetos de cristal abren visualmente las distintas estancias.
ANTES: aquí tenemos una vista del proceso de construcción de la espina dorsal de bambú que atraviesa la vivienda.
ANTES: originalmente oscuro e infrautilizado, el bajocubierta se ha transformado en un atractivo espacio.
DESPUÉS: sin uso determinado, la planta alta queda a expensas de las necesidades y evolución de la familia. “Se trata de un espacio que llama la atención de los más pequeños, que ya se han apropiado de él”, cuentan los autores del proyecto.
Este nivel se independiza del resto de la vivienda mediante unos paneles horizontales acristalados que se deslizan para cubrir la cara superior de los vacíos de la franja de bambú, sin interrumpir por ello la entrada de luz de los lucernarios. Una puerta camuflada en el descansillo del último tramo cierra el acceso de la escalera.
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¿Qué opinas de esta solución arquitectónica? ¿Te gusta cómo han hecho llegar la luz natural hasta la planta inferior? Esperamos tus comentarios
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Quién vive aquí: Casa de fin de semana para una familia con tres hijos. El padre es cardiólogo e investigador; la madre, investigadora en mejora genética animal.
Situación: Cercedilla, Madrid.
Arquitecto: arquipablos (Pablo Fernández y Pablo Redondo)
Fotografía: Arles Iglesias